Al contemplar la imagen del Arcano IX, “El Ermitaño como cuidador del rebaño”, nos sumergimos de inmediato en un mundo de serena belleza y profunda introspección. Los colores son lo primero que nos abraza: un predominio de verdes vibrantes y azules suaves que evocan la tranquilidad de la naturaleza. Los árboles, con sus troncos robustos y copas etéreas, enmarcan la escena como guardianes silenciosos, mientras que las montañas y el cielo, teñidos de tonos pastel, irradian una sensación de paz que invita a la calma. Es un paisaje que respira, que nos invita a respirar con él.
El Ermitaño como cuidador del rebaño: su simbología
En el centro de esta atmósfera idílica se alza el cuidador, una figura que irradia una sabiduría ancestral. Su vestimenta, un abrigo largo de un azul profundo que denota serenidad y conocimiento, y una bufanda roja que podría simbolizar la pasión o la energía vital canalizada, contrastan armoniosamente con los tonos claros de su túnica interior. Lo que más capta nuestra atención son los elementos que sostiene: en una mano, una esfera que emite una luz dorada y suave, un faro de conocimiento o iluminación interna. En la otra, un manojo de flores amarillas, manzanilla silvestre, empleada tanto con fines curativos, a nivel interno y externo, como para proporcionar calma y tranquilidad. El cayado, ese compañero inseparable del Ermitaño pastor con el que atrae a sus ovejas, se erige como un apoyo en su camino solitario y a la vez, una conexión con la tierra y su propia estabilidad.

A sus pies, dos ovejas carranzanas cara negra, de lana espesa y blanca (que en origen son de patas negras pero en este caso se las he pintado blancas) nos observan con curiosidad, añadiendo un toque de inocencia y tranquilidad. Podrían representar la naturaleza apacible que acompaña al cuidador del bosque que es el ermitaño en su retiro. La expresión de el ermitaño como cuidador del rebaño, es de profunda calma y concentración, con una mirada que parece perdida en el horizonte, como si estuviera escuchando un eco de otros espacios y otros tiempos. Su barba blanca y su cabello canoso refuerzan la idea de experiencia y madurez. La figura de cuidador cobra mucha importancia en este Arcano del Ermitaño, ya que está representado como la figura de un pastor que cuida y protege a sus ovejas, especialmente en esta raza que está en riesgo de extinción.

Sensaciones de paz y descubrimiento
La imagen de el Ermitaño como cuidador del rebaño en su conjunto nos transmite una sensación de profunda paz y aislamiento voluntario. No es una soledad triste, sino una elección consciente para la reflexión y el autodescubrimiento. Sentimos una invitación a ralentizar el ritmo, a mirar hacia adentro y a encontrar nuestras propias respuestas. Hay una vibración de quietud, de meditación, que nos envuelve y nos ofrece un refugio del ajetreo diario. Es una conexión con lo esencial, con lo que realmente importa.
La reflexión para el día a día de el Ermitaño como cuidador del rebaño
Esta representación del Ermitaño como cuidador del rebaño, The Keeper, nos ofrece una poderosa reflexión para nuestro día a día. En un mundo ruidoso y lleno de distracciones, nos recuerda la importancia de tomarnos momentos para nosotros mismos. No siempre necesitamos buscar la validación o las respuestas fuera; a menudo, la verdadera guía yace en nuestro interior.
El Ermitaño como cuidador del rebaño nos anima a abrazar nuestros momentos de soledad como oportunidades para el crecimiento personal, para la introspección genuina y para conectar con nuestra propia sabiduría. A veces, para avanzar, necesitamos detenernos. Necesitamos escuchar esa voz interna que nos orienta. Que la imagen del cuidador nos inspire a buscar nuestros propios bosques de tranquilidad, a encender nuestra luz interna y a cultivar la paz que reside en nuestro propio ser. Hoy, permítete un momento para ser tu propio cuidador.
Nota:
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